La gran crisis financiera que comenzó a explotar a finales de 2007 ha afectado de manera notable al tejido empresarial español. En los últimos años de la burbuja, desde los años 2002-2003, el crecimiento del empleo, el consumo y de la economía en general fue muy fuerte. Esto crecimiento llevó a muchas empresas, tanto grandes como pequeñas, a realizar inversiones de gran magnitud. Estas inversiones hoy serían catalogadas como de temerarias, pero en su momento se convirtieron en práctica habitual.

Esas inversiones no se hacían a lo loco, sino que estaban respaldadas por cifras reales de crecimiento económico. El problema, como se ha visto después, es que ese crecimiento económico tenía los pies de barro, cuando no era directamente creado de manera artificial por una conjunción de factores financieros:

  • creación del euro y necesidad de dar salida al dinero negro en pesetas
  • tipos de interés artificialmente bajos para ayudar a Alemania a salir de su particular recesión, previa a la gran crisis originada en 2007
  • crisis financiera y bursátil de los años 2000-2001 (estallido de la burbuja .com) y que movió la inversión hacia otros sectores más «seguros» como la construcción.

Por una razón u otra el crecimiento económico europeo y sobre todo español era un gigante con pies de barro. Para comprobarlo no hay más que analilzar la oscilación en las cifras de desempleo. Crecimiento fulgurante del empleo en los últimos años antes del estallido y crecimiento todavía más rápido del desempleo a partir de 2008. De finales de 2007 a 2009 el paro se dobló, pasando de 2 millones de parados a 4. Algo nunca visto antes.

evolución parados y desempleo hasta 2011
Fuente de la imagen:
http://jomros3eso.blogspot.com.es/2012/01/la-evolucion-del-desempleo-en-espana.html

El hundimiento financiero

Esta brutal recesión tuvo una serie de consecuencias muy graves para la economía española. Recordemos que, pese a que la exposición de la economía española al ladrillo era muy alta, el gran revulsivo de la crisis fue otro. El hundimiento de Leman Brothers, y las implicaciones que tuvo en todo el entramado financiero, fue vital. De la noche a la mañana, muchas empresas rentables, con clientes y pedidos, pero con problemas puntuales de liquidez, se vieron entre la espada y la pared.

Tenían pedidos que atender, pero también obligaciones de pago. Las entidades financieras ya no concedían préstamos o créditos como antes, y muchas empresas comenzaron a acumular impagos. Muchas empresas y autónomos comenzaron a aparecer en el Fichero ASNEF. De repente, saber si estoy en el Fichero ASNEF se convirtió en la mayor preocupación de muchos pequeños empresarios. Saber si se aparecía en las listas ASNEF pasó a ser una gran preocupación.

Particulares y empresarios

Estos impagos de deudas y estas presencias en el Fichero ASNEF generaron, a lo largo de los primeros años, un efecto bola de nieve en la economía española. Los primeros trabajadores en ser despedidos fueron los menos cualificados. Trabajadores jóvenes y obreros sin formación, por ejemplo, peones de obra, fueron los primeros en ser mandados a la cola del paro.

Estos trabajadores sin cualificar también cometieron los mismos errores que muchas empresas, realizaron grandes inversiones pensando que el nivel de ingresos iba a mantenerse constante. Nada más lejos de la realidad. Como consecuencia de su despido su nivel de ingresos mermó y comenzaron a incurrir en impagos. Estos impagos hicieron que el Fichero ASNEF creciese de manera rápida. En cuestión de unos pocos meses, trabajadores con un buen nivel de vida y solventes cambiaron sus preocupaciones, y saber si soy moroso se convirtió en su pregunta principal día a día.

Con una gran parte de la población en situación de desempleo, y teniendo que hacer frente, además, a importantes deudas contraídas en el pasado, la facturación de las empresas se redujo considerablemente, lo que a su vez aumentó el número de parados, parados que en pocos meses también comenzaban a entrar en la lista de morosos.

Como vemos, la economía española entró en un círculo vicioso del que todavía no ha salido del todo, aunque ya se está dejando atrás gran parte del pasado.

Ojo con los préstamos

Esta crisis al menos debería servir para recuperar valores perdidos durante los años de bonanza, como el ahorro, el trabajo y la prudencia. La mejor forma de realizar inversiones para crecer es ahorrando y formando un capital. Después, si se necesita un préstamo para completar parte de la inversión, pues se pide. Pero lo que no debe hacerse, ni por particulares ni por empresas, es realizar inversiones faraónicas sin tener el capital ahorrado previamente.

Durante los años locos de la pre-crisis esos valores se perdieron y muchas inversiones se realizaron únicamente con capital prestado, o al menos, con muy poco capital propio. Hacer algo así supone dar el primer paso para aparecer en las listas de morosos del Fichero ASNEF.