Un ascenso aún dudoso
Muy intuitivo y perfectamente dotado para la acción, con una vena de entrepreneur que hace recordar el carácter emprendedor del padre –creó PepeCar y muchos otros negocios propios–, sus allegados le recriminan el tener una cierta tendencia a la dispersión y un carácter poco disciplinado que aconseja la presencia de un profesional externo en la empresa. De ahí que el futuro del joven Hidalgo, teóricamente el sucesor de su padre, se mantenga como una incógnita.
Un candidato con duda.
Único varón entre los hijos de Juan José Hidalgo, el fundador de Globalia, Javier Hidalgo responde al prototipo del heredero cuyo padre quiso verle transitar por todas las áreas de la empresa. Habituado a trabajar en los puestos más humildes durante sus vacaciones, Javier se tomó su tiempo en EE UU, donde se mantuvo varios años estudiando hasta que decidió volver a España. Con una trayectoria poco habitual entre los herederos de las grandes familias –no estudió en una business school de prestigio– Hidalgo se hizo muy rápidamente con las claves del negocio de su padre.
Cogió, junto con su hermana, las riendas de Air Europa, en plena crisis del 11 de septiembre, y llevó a cabo una reestructuración. De ahí fue ascendiendo hasta el día de hoy, en el que ocupa el puesto de director general de la empresa. Javier no parece tener totalmente despejado el camino hacia la presidencia. Su padre sigue analizando la posibilidad de hacer una OPV, poner la empresa en Bolsa y dar entrada a consejeros independientes, lo que demuestra que no tiene claro que su hijo vaya a poder ostentar su mismo puesto.