125 AÑOS DE EXCELENCIA
Ha pasado más de un siglo desde que en 1888, Carl-Friedrich Bucherer abrió su primera tienda en Lucerna, Suiza. Desde entonces, muchas gente identifica Bucherer con una tienda de lujo de primer orden, cuyo negocio incluye también los relojes. Relativamente pocos, sin embargo, saben que Bucherer fabrica relojes de forma ininterrumpida desde 1919. Su historia como empresa ha estado ligada siempre a la historia de una pasión compartida: el reloj de pulsera.

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Historia de los relojes Bucherer, clásicos para hombres

La década de 1930 resultó muy importante para el desarrollo del reloj de pulsera, ya que por primera vez éste superó en volumen de producción a los relojes de bolsillo. La introducción de la aleación Nivarox resistente a la temperatura y del nuevo sistema de protección contra impactos Incabloc propiciaron que los relojes fueran más precisos y duraderos que nunca.

Hechos en pequeños talleres en el oeste de Suiza, los modelos de Bucherer para hombre —que todavía se producen en pequeñas cantidades- incorporaron pronto estas novedades. Como la mayoría de los relojes de la época, los Bucherer se ensamblaban a mano utilizando ‘ebauches’ de los mejores fabricantes de movimientos suizos. Las cajas, que incorporaban muchos de los elementos de diseño más reseñables de la época, incluyendo cajas de formas inusuales, mantuvieron muy alto el nivel de atractivo de la marca.

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Tanto es así que a finales de la Segunda Guerra Mundial las tiendas de Bucherer recibieron la visita de muchos soldados aliados que ofrecían intercambiar sus cazadoras para conseguir tener en sus manos uno de estos relojes. Durante estos años, también comenzó la colaboración entre Bucherer y Rolex, derivada de la amistad que surgió en la década de 1920 entre Carl-Friedrich Bucherer y el fundador de Rolex, Hans Wilsdorf. La colección Bucherer incluye el Rolex Prince, uno de los pocos ejemplos realizados en colaboración entre las dos marcas.

Los coleccionistas en la actualidad aún recuerdan con cariño los años de la posguerra como una de las épocas más memorables para el diseño de relojes. Los relojes de estilo más deportivo, en particular los cronógrafos, aumentaron considerablemente su producción.

Los cronógrafos Bucherer de las décadas de los 40 y 50 incorporan muchos de los elementos distintivos de la firma en la época, incluyendo los contadores bi-compax y las escalas taquimétrica y telemétrica. Algunos modelos también lucían el ‘big date’, compuesto por dos grandes discos giratorios. Bucherer fue uno de los primeros fabricantes en sumar esta particularidad a los relojes de pulsera.

El crecimiento de Bucherer continuó en la década de 1960, una década en la que la empresa se volcó en otra especialidad relojera: el campo de los cronómetros de alta precisión.

Éste fue un periodo competitivo dentro de la industria de la relojería, ya que muchas empresas trataron de probar la exactitud de sus relojes a través de concursos de cronometría. Bucherer había confiado en una empresa especializada como Credos SA para colaborar en este campo, y, finalmente, adquirió la compañía y la rebautizó como Bucherer Montres SA.

Utilizando los últimos métodos de producción de la época, Bucherer aumentó la producción de este tipo de modelos en cerca de 30.000 unidades por año. A finales de la década de 1960, Bucherer era uno de los tres principales productores de cronómetros certificados en Suiza. La investigación de la compañía en torno a la precisión también derivó en un interesante nuevo proyecto en cuarzo. Eso, sin embargo, es otra historia.

Hilo directo con la modernidad

La experiencia de casi un siglo en la fabricación de relojes está perfectamente reflejada en cada reloj que sale en la actualidad de la fábrica de Carl F Bucherer. En estas piezas también se puede apreciar detalles de sus diseños históricos.

Si nos fijamos en el Manero CentralChrono se pueden ver varias generaciones de cronógrafos de la década de los 30, 40 y 50 reflejados en sus contadores bi-compax, en su segundero yen la esfera clásica. Pero como cada creación de Carl E Bucherer, el Manero también sabe sacar provecho de la innovación tecnológica. El moderno O Calibre CFB 1967 (4 hz), proporciona tal ventaja en la precisión que sería la envidia de los relojes clásicos de la década de 1950.
Del mismo modo, el famoso ‘big date’ de Bucherer está vivo en relojes como el Petra-vi Calendar. Pero por debajo de la esfera se esconde el más moderno de los motores, el Calibre CFB A1004 con su rotor periférico, que Carl E Bucherer ha diseñado y construido para llevar a su tradición hasta el siglo 21.