Relaciones entre socios
La posición que el anterior propietario adquiere ahora en la empresa deberá quedar reflejada en el contrato que le une a la compañía. Para evitar conflictos, su contenido debe ser compatible con la nueva cultura empresarial y, si es necesario, “se podrá recurrir a comprar derechos –incrementando el precio de la operación– para que el nuevo ’jefe· renuncie a determinados beneficios y privilegios de los que disfrutaba en su etapa anterior y con los que no cuenta ninguno de los directivos del actual equipo”, dice Cruz.
Como puntos básicos, el contrato ha de recoger su nuevo estatus en la entidad; las fórmulas de retribución (remuneración fija o variable), los posibles blindajes de su contrato así como las obligaciones (de información, nombramiento de nuevos directivos, etcétera).
Separación de bienes
Otra cuestión crucial para que la convivencia entre los nuevos accionistas y el anterior propietario sea pacífica es la de delimitar de forma muy precisa, y desde el primer momento, qué parte pertenece a la empresa y qué parte conforma el patrimonio del antiguo propietario.
“En una empresa tradicional con un socio fundador no hay una gran barrera entre lo que es de la empresa y lo que es del socio. Durante la negociación, debe quedar bien delimitado”, apunta Cruz.
Mayor formalismo. El antiguo dueño también debe orientar su nuevo papel hacia la unidad con el resto de los accionistas, ser dialogante y dotar a su gestión de mayor formalismo.
Y toda esta disciplina, según Riopérez, redundará en “un mayor orden interno en la entidad. Muchas veces la razón por la que se realizan estas operaciones es aportar a la empresa una nueva realidad; y decidir hacerlo tú solo o con el equipo con el que llevas veinte años trabajando, es muy difícil”.
Casi imposible. La situación también es radicalmente diferente en las compraventas industriales, donde resulta casi imposible que el vendedor de una sociedad que pasa a integrarse en la estructura de una empresa más grande o una multinacional se quede al frente del grupo. “En ese caso, se puede seguir gestionando una parte pero siempre reportando ante alguien que está por encima, con lo que se pierde la condición de jefe”, dice el representante de KPMG.
Cambio de «chip»: las cosas no son lo que eran.
El antiguo propietario reconvertido ahora en «jefe» deberá cambiar su mentalidad para adaptarse bien a la nueva situación y que todo funcione. He aquí unos consejos:
• Asume que la realidad ha cambiado y debes respetar ciertas reglas.
La aceptación de las nuevas normas y el actual estatus en la organización serán las mejores armas para que la compañía siga manteniendo el éxito tras la venta.
• Estrena con tus socios un espíritu dialogante y constructivo.
De ello va a depender, en buena medida, que las relaciones con los nuevos accionistas sean armónicas y que no se deteriore la buena marcha de la entidad.
• Acepta el reto de llevar a buen puerto la compañía, aunque ésta ya no sea sólo tuya.
Si has dado este paso, seguro que estás pensando en ampliar horizontes. Ahora que tienes respaldo es el momento de hacer nuevas conquistas, aunque tengas que repartir los beneficios.
• Formaliza las relaciones con tu equipo directivo y el resto de los empleados de la empresa.
Rompe desde el principio con ataduras de tipo paternalista que no están en sintonía con el nuevo panorama. Ahora más que nunca hay que demostrar que “somos profesionales”.
• Y, ante todo, ten en cuenta que ya no estás tú solo.
Pierde el orgullo y déjate ayudar o solicita apoyo cuando sea necesario. Pero, sobre todo, trara de considerar como algo normal el hecho de que determinadas decisiones en la nueva empresa se tengan que tomar en equipo.El propietario de una empresa con éxito puede plantearse vender todas o parte de sus acciones, pero sin estar dispuesto a perder el control de la compañía. Para no poner en peligro la buena marcha de la entidad tras las venta, deberá asumir que las ‘reglas del juego’ van a ser otras.