Un líder natural y consensuado
La carrera empresarial de Juan March de la Lastra, que hizo Administración de Empresas en la Carlos III de Madrid no ha suscitado reparos entre sus familiares de su misma generación. Al contrario, ha sido aceptado por ellos como un líder natural. Además, la decisión de poner en su mano los destinos de la casa parece haber sido adoptada con antelación, cuando estaba en la universidad. Es, pues, el caso de un heredero bastante consensuado.
Candidato de capacidades más que probadas.
Dicen que este joven de 35 años, de cejas pobladas y la frente amplia característica de los March, está destinado a ser el elegido de la saga. Juan March de la Lastra, que cuenta ya con el apoyo incondicional de su abuela, Carmen Delgado (que ha colocado ya su foto entre las de los prohombres de la familia en la residencia mallorquina de Son Fiol), parece haber demostrado ya su vena para las finanzas y la estrategia empresarial.
Tras su vuelta de Nueva York y Londres, donde trabajó en J.P. Morgan, un banco a cuyo comité internacional perteneció su padre, se le dio la oportunidad en 2001 de mostrar lo que valía en el seno del grupo familiar: ayudar a lanzar las sociedades gestoras de fondos de inversión y pensiones de la Banca March, división que pasaría a dirigir al año siguiente. Lo hizo, según dicen, con tan buenos resultados –mil millones de euros de activos en 2005– que tres años después se le daba entrada en el consejo de administración de la Banca March, uno de los principales activos de la Corporación Financiera Alba.
Y esto fue sólo el principio. A March de la Lastra, casado con María Herrero, se le ha hecho también consejero de Acerinox, otra de las participaciones estratégicas de la familia, y también de Dragados, la filial de construcción de ACS, un honor que no han tenido hasta la fecha ninguno de los vástagos de los demás accionistas de control, llámense Juan Abelló o Florentino Pérez.